Mirai, mi hermana pequeña
Director: Mamoru Hosoda
Estudio: Studio Chizu
Título Original: Mirai
Nacionalidad: Japón
Año: 2018
Duración: 100 minutos
Género: Animación,Drama, Fantasía
Kun, un niño mimado y consentido de cuatro años al que sus padres dejan de prestar atención cuando nace su hermana Mirai, empieza a sufrir situaciones en casa que nunca había vivido. Pero entonces, la versión adolescente de su hermana viaja en el tiempo desde el futuro para vivir junto a Kun una aventura extraordinaria más allá de lo imaginable.
Para explicar una buena historia, no es necesario demasiados elementos. Simplemente que esta sea clara, concisa y, sobre todo, llegue a emocionar. Una historia que no nos deje huella, podrá divertirnos, pero rápidamente será borrada de nuestra memoria.
Mirai, mi hermana pequeña, es un claro ejemplo de como una historia puede llegarnos a lo más profundo. Y es que Mamoru Hosoda y su equipo lo han vuelto a conseguir. Siguiendo su fórmula de añadir toques mágicos a la realidad, nos hablan de la paternidad, el hacerse adulto, los celos y el legado familiar. Con una historia tan sencilla como preciosa. Y es que uno se pone a pensar y realmente se queda parado cuando car en la cuenta de que el 90% del guion transcurre en apenas dentro de cuatro paredes.
De una manera poética, esta película nos lleva de la mano a nuestra infancia, cuando nuestro mundo era nuestra casa y nuestro vínculo con la realidad, nuestros padres y familiares más cercanos. Y por increíble que parezca, identificarnos con Kun, un niño de cuatro años, que se comporta como tal. Comprendemos el motivo de sus rabietas, celos y lloros. Al fin al cabo se comporta como lo haría un niño ante la aparición de una hermana, que acapara todos los cuidados que antes eran para él.
También entendemos las reacciones de los padres, que, pese a no ser primerizos, son bastante inexpertos. Apenas han criado a un hijo y se enfrentan al cuidado de dos, en una etapa en la que ambos piden atención plena. Y, sobre todo, sin poder desentender sus otras obligaciones, como son el cuidado del hogar o trabajos.
Cuando un espectador como yo, que no tiene hermanos, ni es padre, es capaz de empatizar con ambos casos, recayendo los papeles protagonistas casi por completo en Kun y sus padres, quiere decir que los personajes y la historia están bien construidos.
Aunque lógicamente, si todo se centrase solo en una familia y todo transcurriese dentro de una casa, podría agobiar, más si es una película de estas características. Siendo aquí cuando el sello de Mamoru Hosoda se nota, ofreciéndonos un pequeño giro de guion, que no desvelare, para dar un poco de oxígeno a la historia. Estando quizás el principal punto negativo de la historia, pues hasta que no llega este pequeño giro, la película tarda un poco en arrancar.
Una vez la fantasía entra en juego, en ningún momento se explica porque sucede, ni tampoco es necesario para disfrutarla, Mirai, mi hermana pequeña empieza a coger el ritmo necesario para no aburrir al espectador, ni para alargar demasiado la premisa principal, agotándola. En un tempo muy bien medido, se utiliza este recurso para romper la monotonía que puede suponer ver siempre los mismos escenarios.
Y por supuesto, no se puede hablar de una película de Mamoru Hosoda, sin dejar de hablar de su aspecto técnico. Hablar de Studio Chizu, es hablar de calidad. Por algo está en el punto de mira como uno de los posibles sucesores del Studio Ghibli.
En este sentido, uno solo puede deshacerse en halagos, ante el trabajo realizado. Este estudio se supera película tras película, siendo una delicia para la vista, con unos escenarios realmente vistosos y unos personajes animados con tal excelencia, que parecen ser actores reales. Y más destacable es el momento en el que se combinan varios estilos de animación de manera sublime, encajando de manera totalmente perfecta.
La última película del estudio Chizu, solo se puede calificar como una obra que ningún amante de la animación puede perderse, aunque su protagonista ni de ser animación engañe a nadie, estamos una obra para adultos. No se muestra anda que un niño no pueda ver, pero sin lugar a dudas, la profundidad de la obra, hará que sea difícil de ver para los más pequeños haciendo que incluso puedan aburrirse, al no entender bien la trama. Pues estamos ante todo un ejemplo de como la animación y la fantasía también puede ser para adultos, sin tocar temas escabrosos.
Puntuación
Imprescindible
Una tierna historia que nos hace reflexionar sobre la infancia, los celos y la responsabilidad de ser padres. Si, eres un amante de la animación, debes disfrutar de esta obra.